Los Beatles y nuestros antepasados

Una de las cosas que mas me llamaba la atención cuando era estudiante de historia era el salseo. Hay un montón de curiosidades detrás de los personajes históricos y de los descubrimientos mas importantes. Así es, a veces detalles cuentan mas que la propia historia.

Una de las curiosidades que me llamó la atención tiene que ver con Donald Johanson, y con el gran descubrimiento que hizo a finales del S.XX en Etiopía: Lucy.

Lucy es el esqueleto de primate con rasgos homínidos que caminaba erguida sobre dos piernas (postura bípeda). Esta postura se considera una prueba de evolución hacia la raza humana. Por ello durante bastante tiempo fue considerada nuestra antepasada más antigua, de ahí que fuera un descubrimiento tan importante.

Resulta que su nombre no estuvo elegido al azar. Le llamaron Lucy porque durante su descubrimiento estaban escuchando la famosa canción de los Beatles “Lucy in the sky with diamonds”.

Y ahí estaba yo, en mi pupitre, escuchando esa historia. Con la inocencia cándida del estudiante que aún no ha sido machacado por el sistema educativo universitario. Pensando que los descubrimientos salían debajo de las piedras (literal y figuradamente). Ahí me imaginé seleccionando cuidadosamente una mezcla de música clásica , intelectual y de culto (por si acaso) . Me esperaba un futuro de horas y horas de Wagner, Bethoveen, Chopín, Bruce Sprinteen, Rolling Stone… Y me dio mucha pereza la vida.

Por un lado sé que era correr riesgo, ninguno queremos un antepasado que se llame Bad Bunny, la verdad. Pero mi música es tan disversa como yo. Y no me gusta renunciar a nada. Disfruto lo mismo bailando a ritmo de Lola Indigo de fiesta, que compartiendo la intimidad con alguien acompañados de Laura Pausini, como canturreando el Kanka o Rozalén al ritmo de la guitarra que aporrea algún amigo. Y mi salud mental no sería la misma (estaría aún peor) sin mis minutos de relajación con música clásica de fondo.

La música tiene tantos matices y sabores como vida, y no me gusta perderme ninguno . Afortunadamente el destino o la casualidad me llevaron por otro camino y los libros de historia pueden seguir descansando tranquilos sin ningún nombre extrafalario enturbiado su paz

Aunque para ser sincera a una parte de mi le hubiera encantado ser paleontóloga. Tan solo para realizar un gran descubrimiento al ritmo del “malamente, tra, tra” . Una especie de dinosaurio (con sus correspondientes garras) con el nombre de Rosalía sería algo maravilloso.

VFernandez