Desde que tengo uso de razón he sentido verdadera pasión por el mar. Y tú me dirás: muy bien, muy interesante..pero menuda novedad, ¿no? A todo el mundo le gusta el mar . Vale, cierto, voy a ser más concreta . Tengo pasión por el mar a pesar de que le tengo verdadero pánico a las medusas.
Esto significa que cuando me zambullo entre las olas tengo la continua sensación de que voy a encontrarme con alguno de estos seres maléficos (¿Sabías que hay medusas que son venenosas?¿ Y que algunas tienen la capacidad de regenerarse? Eso las convierte en inmortales. In-mor-ta-les) El caso es que me las imagino ahí : Agazapadas, escondidas, moviendo sus asquerosos tentáculos, esperando el momento oportuno para pillarme por sorpresa…
Pues para que te hagas una idea, mi amor por el mar está por encima de esa fobia. La sensación de libertad, de paz y de tranquilidad que siento al bañarme en el mar hace que me olvide de la posibilidad de encontrarme con el peligro cara a cara. De hecho el mar me llena tanto, tanto, que prefiero vivir en una ciudad que no sea costera. Y esto seguramente te suene raro pero para mí tiene todo el sentido. Prefiero visitar la playa de forma esporádica y así poder seguir apreciándola realmente.
No me iría a vivir a una ciudad con mar por la misma razón por la que no me pasaría las veinticuatro horas del resto de mis días pegada a mi pareja, ni a un amigo, ni nadie de mi familia. Por mucho que los quiera con locura.
Estoy convencida de que en ambos casos terminaría cayendo en lo que sería la adaptación hedónica. Esto que suena tan raro es un término que surgió en la antigua Grecia y que ayuda a explicar alguna de las rarezas que tenemos los seres humanos. Surgió a raíz de la filosofía hedonista, una doctrina que se basa en la búsqueda del placer como meta en la vida. Este concepto viene a decir que el cuerpo se va adaptando a los estímulos que recibe, se habitúa a ellos y cada vez le va costando menos volver a cierta estabilidad. En otras palabras, que acabas acostumbrándote a todo, tanto a lo malo como a lo bueno.
Esto significa que ese coche nuevo y reluciente, en el que juras y perjuras que nadie comerá ni beberá, acabará repleto de envoltorios y alguna que otra botella vacía de plástico. Viene a decir que esa persona con ese físico tan atractivo, con el paso del tiempo, irá dejando de impresionarte tanto. Implica que esa droga que te da ese subidón tan potente, dejará de hacerte el mismo efecto, y necesitarás más dosis para poder sentir lo mismo. Viene a decir, que con el paso del tiempo, dejarás hasta de apreciar el mar.
Este concepto casa con muchas más ideas de las que puedas imaginar. Está presente en un montón de sucesos desde nuestro pasado más lejano. Y por supuesto, como no podía ser de otra manera, está relacionado con el descubrimientos más famoso de la historia antigua de Egipto: La tumba de Tutankamón.
Tutankamón fue faraón de la XVIII dinastía (en torno al 1.300 a.C) Es conocido como el niño rey porque subió al trono con tan solo ocho años. Fué un reinado breve, ya que moriría con diecinueve. En un principio se pensó que había muerto de un golpe en la cabeza, lo cual dio pie a diversas teorías conspiratorias en las que el principal sospechoso era su visir Ay, el hombre que le tuteló y que le sucedió en el trono . Pero pruebas más recientes han confirmado que murió por diversas enfermedades congénitas.
Su famosa tumba fue descubierta en el Valle de los Reyes a principios del S.XX por el arqueólogo inglés Howard Carter, después de muchos años de investigación y búsqueda. Convirtiéndose en todo un acontecimiento mundial que acaparó todos los medios.
Lo cierto es que se trata de una tumba inusualmente pequeña para tratarse de un faraón. Eso podría indicar que murió de forma inesperada, que no hubo tiempo para terminar una tumba real en las condiciones habituales, y por eso Tutankamón acabó enterrado en un lugar destinado a alguien con menos status.
Entonces, ¿qué es lo que convierte a esta tumba en algo tan excepcional? Pues es cierto que contaba con un espléndido ajuar funerario. Más de cinco mil piezas que le llevaron a Howard Carter más de diez años de trabajo catalogando. De todas ellas, una de las que más destaca es la famosa máscara funeraria de oro y piedras preciosas, que se ha convertido en la imagen icónica del faraón.

Pues esa máscara escondía un secreto. Recientemente se ha encontrado en ella una inscripción que dice “amada de Akenatón”. Esto da a entender que en un primer momento fue hecha para Nefertiti, que presumiblemente subió al trono tras la muerte de Akenatón. Y que posiblemente fuera privada de un entierro real y sepultada con otro ajuar funerario.
Pero si hay un misterio en torno a Tutankamón sin duda es la supuesta maldición de su tumba, que atacaría a las personas que la “profanaron” en su descubrimiento. Pero, ¿de dónde viene esta idea? ¿Qué hay de real en todo esto?
Es cierto que hubo alguna muerte prematura relacionada. La más llamativa fue la de Lord Carnarvon, el financiador del proyecto, que murió cinco meses después a causa de una neumonía unida a una infección en la piel.
Entre los últimos que sobrevivieron estuvo su hija, Evelyn, que también fué de las primeras personas en entrar en la tumba ( Algunas vamos con nuestros padres al cine o a echar unos bolos para pasar la tarde, otras van a descubrimientos históricos, cada cual con sus aficiones )
Sin ánimos de romper la magia, la verdad es que de las cincuenta y ocho personas presentes en el momento en el que se abrió la tumba, solo ocho murieron en los doce años siguientes. De hecho, el propio Howard Carter no moriría hasta diecisiete años después (de un linfoma)
Más allá de los misterios, lo que realmente convirtió la tumba de Tutankamón en uno de los descubrimientos más famoso de la historia no fue su magnífico ajuar funerario, ni su localización, ni la maldición. Nada de eso. Lo excepcional fue que se trataba de una tumba intacta, que había permanecido sellada durante más de tres mil años . Esto era una cosa inaudita, ya que a pesar de las supersticiones los tesoros que escondían estos enterramientos solían ser saqueados. De hecho la tumba de Tutankamón sufrió varios hurtos durante sus primeros diez años, pero volvió a ser sellada de nuevo.
Se cuenta que Howard Carter estaba contemplando la tumba por primera vez a través de una brecha en la entrada, a la luz de una vela. En ese momento le preguntaron qué era lo que veía, y él contestó con unas palabras que quedarían para la posteridad : “Estoy viendo cosas maravillosas”
Lo maravilloso era estar contemplando algo insólito y novedoso. Viendo lo que los demás no habían visto antes. Estaba abriendo nuevos horizontes. Porque, ¿Qué hubiera pasado si esa tumba hubiera sido saqueada? Seguramente hubiera sido un enterramiento más. De la misma manera ¿Qué ocurre cuando una persona viaja a un lugar por décima vez? ¿Lo vive igual que la primera? ¿Por qué la humanidad se ha tirando décadas intentado poner un pie en la Luna?
Porque lo nuevo nos hace sentirnos vivos. Es excitante, vibrante, un soplo de aire fresco… Pero ojo, que esto es muy bonito, pero puede tener su lado oscuro y hacer que algunas veces no valoremos algo maravilloso que tenemos delante de nuestras narices por el simple hecho de que lleva tiempo ahí.
Me he leído todos tu blog, y este para mí es el gran favorito. Verdad es que el tema me llama mucho la atención pero es increíble.
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Que alegría ☺️ muchas gracias por leerme y me alegra mucho que te haya gustado 😀
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¡ Brillante !
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Guau Muchas gracias Connor! ☺️
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